La alfombra es mucho más que un elemento decorativo en una oficina: influye en la comodidad, la acústica, la estética y hasta en la productividad. Elegir la correcta puede transformar el espacio de trabajo y proyectar una imagen profesional y acogedora.
1. Define el uso y el tráfico del área
En zonas de alto tránsito como pasillos y recepciones, opta por alfombras de fibra resistente (como nylon o polipropileno) y de tejido denso, que soporten el desgaste diario sin perder su apariencia.
2. Piensa en la acústica
Las alfombras ayudan a reducir el ruido, algo clave en espacios abiertos o con mucho movimiento. Elige modelos con buena absorción acústica para mejorar la concentración.
3. Considera el diseño y los colores
Colores neutros: transmiten profesionalismo y combinan fácilmente.
Tonos oscuros: disimulan mejor el desgaste y las manchas.
3. Diseños con textura o patrón: añaden personalidad sin saturar.
4. Prioriza el mantenimiento
En oficinas es esencial elegir alfombras fáciles de limpiar. Busca materiales que soporten limpiezas frecuentes y que no retengan polvo en exceso.
5. Seguridad y confort
Una buena alfombra debe tener base antideslizante para prevenir accidentes y un acolchado adecuado para comodidad al caminar.
Tip extra: Combina la alfombra con el resto del mobiliario y acabados arquitectónicos para lograr coherencia visual. Si tienes dudas, consulta con un especialista en acabados para encontrar el equilibrio entre estética y funcionalidad.
En Arquicivil te asesoramos en la elección e instalación de alfombras ideales para oficinas.
